viernes, 8 de agosto de 2008

Una esmeralda en el vestido gris

El día de hoy me encontraba en el parque que esta ubicado frente a la municipalidad de Mixco, aborde una banca para solaz y cavilar bajando la vela del mástil, para que los vientos propios de la observación me llevaran por rumbos desconocidos.
Al deslizar levemente la vista note como prendedor de esmeralda en un vestido gris, como lo ostenta la urbanidad de la ciudad.
Según la wikipedia: Un parque (del francés parc) es un terreno situado en el interior de una población que se destina a prados, jardines y arbolado sirviendo como lugar de esparcimiento y recreación de los ciudadanos.
En la actualidad los parques se están distanciando de ser ámbitos donde prevalezca la recreación y descanso, y se están convirtiendo en puntos estratégicos para el robo, la planificación criminal, tráfico de estupefacientes, etc.
Pronto giro el timón y me alejo de la turbulencia de las aguas, y empiezo a observar la niñez como juega cándidamente, el júbilo trazado por las líneas de su rostro, divagando entre los árboles como si se tratase de una salvaje selva sorteando mil y un peligros.
Observe una pareja de enamorados por allá, y me pregunto ¿Cuántos enamorados han declarado sus sentimientos en este lugar? ¿Cuántos se han jurado amor eterno? ¿Estas bancas, postes, árboles, arbustos y fuentes de cuanto han sido testigos de frases, poemas y cualquier otra acción emotiva? ¿Cuántos habrán dado epilogo a la relación?
Observo un quidam expurgando las hojas de un periódico en la sección amarilla, y las marcas aun visibles de desvelo, cansancio, hambre y preocupación.
En una banca encuentro plantado a un sauce, con mirada perdida como enfrascado en una reminiscencia de tiempos atrincherados en lo blanco de su cabello. Luego como si empezase a entrar en aguas profundas y desconocidas me dejo arrastrar por la corriente: ¿Cuántos congéneres compartieron esta banca y posiblemente ya no se encuentran entre los mortales? ¿Cuántos como yo se dieron a la tarea de observar o simplemente meditar? ¿Aquí donde estoy sentado posiblemente en otrora estará alguien escarbando o estructurando conjeturas? Seguramente no sabrá que estuve aquí, como yo desconozco si alguien más estuvo aquí en una tarde parecida, o en la misma fecha de algún año desconocido.
Abstraído en estas cavilaciones de pronto una voz -lustre jefe- , como silbato de alguna embarcación atracada en un muelle indicándome la cercanía del puerto, hecho un vistazo a mi reloj y me percato que es momento de levantarse y seguir con las actividades programadas para este día, claro sin antes plasmar lo acontecido y concluirlo en este punto.

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